domingo, 23 de agosto de 2009

Análisis baratos

Ella sonríe, mastica una bola de masa de aspecto putrefacto.
“Inteligente –dice- es una táctica comercial”.
El momento me lleva a una clase -¿de química tal vez?- rememorando el tema musical de una lavandina de poco renombre.
“Yo –pienso- nunca quise saber esto”.

La Cosa

Tengo una doble sombra. Me corre La Cosa.
La veo de reojo, desde abajo de las sábanas.
A veces la pierdo, pero pronto siento un tirón en mi vestido y el ella: sigo perseguida.
Pero no siempre fue así. Antes yo era sola.
La Cosa no se parece a nada, no muere,
no respira, ella escupe.
No quiero mirarla. No me gustan sus ojos, sus casi no labios, su cuello no me gusta nada.
Muy a mi pesar tengo que admitir que es hermosa. Pero es una hermosura que da asco, que vomita.
Tampoco tengo una razón para culpar a Cosa. Y a la vez, ella es un alfiler en la nuca.
La siento respirar y me enferma, mi sangre se cambia, una nueva sangre la come y me lleno de furia de odio, de ganas de comerme a Cosa, descuartizarla.
Cosa sonría sentada en mi silla, de piernas cruzadas.
Yo sé que ella sabe.